Ex canciller ecuatoriano Gustavo Manrique, artífice del mayor canje de deuda por naturaleza, visitó sede del IICA y ponderó aportes a la sostenibilidad de la agricultura
San José, 23 de julio de 2024 (IICA) – Gustavo Manrique, ex canciller y ex ministro de Medio Ambiente del Ecuador, recorrió las instalaciones del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) y elogió el rol que está jugando el organismo en favor de una transformación que favorezca una agricultura más sostenible, capaz de producir más alimentos con menos recursos naturales.
“Veo que esta institución se ha refundado para adaptarse a las realidades modernas y se ha volcado a lo que hoy tanto los jóvenes como los agricultores necesitan y quieren”, dijo Manrique.
“Me permito decir que esta debería ser una parada obligatoria tanto para agricultores como no agricultores”, agregó Manrique luego de visitar el Centro de Interpretación del Mañana de la Agricultura (CIMAG), que funciona en la sede de San José de Costa Rica y busca destacar el papel fundamental de las nuevas tecnologías en el sector agropecuario y su impacto en el bienestar de las familias que habitan las áreas rurales y urbanas.
El ex ministro, quien se define como una persona que lleva más de 26 años dedicado a la sostenibilidad de Ecuador y del planeta, sostuvo que “hoy el IICA tiene herramientas pragmáticas tanto para los que están en la producción como los que están en la cadena logística, de empaque o importación. Aquí el proceso de aprendizaje es lúdico, moderno y de primer nivel”.
Deuda por naturaleza
Como canciller del Ecuador, Manrique fue un actor central del mayor canje de deuda por naturaleza realizado en el mundo, que le permitió al país sudamericano asignar recursos para la conservación marina a largo plazo en las Islas Galápagos, con el fin de promover una mayor sostenibilidad y mejorar la calidad de vida de los ecuatorianos
En ese sentido, no dudó en afirmar que se trata de un modelo replicable en otros países de la región.
“Soy un convencido –afirmó- de que toda América Latina es tan rica como cualquier país rico del mundo, con la diferencia que nuestra moneda se llama biodiversidad. Me refiero a la biodiversidad viva, no a la muerta, a la que se agrega un valor y se la exporta”.
Manrique afirmó que Ecuador, justamente, dejó vivo un recurso, que es el de los peces del área de las Galápagos, al crear un área marina protegida.
“Quiero recordar que Ecuador tiene la flota pesquera más grande del Pacífico Este Tropical. Por lo tanto, renunciar a una columna de agua en la que se dejan de sacar recursos es un acto de madurez o entendimiento de que estos recursos valen más vivos que muertos. Muchos datos lo demuestran”.
En la sede del IICA, Manrique contó que, con la decisión ecuatoriana de crear una reserva marina protegida en las aguas exteriores de Galápagos, el mundo reaccionó, con la emisión de lo que se llamó bonos azules, con el único propósito de retirar deuda antigua con riesgo del Ecuador.
“Fue una reducción de la deuda soberana de más de 1.100 millones de dólares, de la que se beneficiaron 18 millones de ecuatorianos. Adicionalmente, vino una donación de más de 450 millones a lo largo de 18 años, que se destinarán particularmente a la conservación de las Islas Galápagos en un mecanismo a perpetuidad. El monto total, de 1.659 millones de dólares, fue el más grande del mundo para un canje de deuda por naturaleza”, puntualizó Manrique.
El ex ministro consideró que todos los países de América Latina y el Caribe tienen servicios ecosistémicos para restaurar o cuidar y que son patrimonio de la humanidad. Eso debe ser aprovechado.
“Los países con posición económica más privilegiada reaccionan con instrumentos financieros modernos para conservación de mangle, del mar, de arrecifes o de especies migratorias. Invito a todos los países de la región a ver su biodiversidad y pensar en estos nuevos mecanismos. Se necesita diplomacia financiera para la conservación. El canje de deuda por naturaleza es innovador y rompe el paradigma, porque está hecho por la no explotación de los recursos naturales”, afirmó.
Premio Verde
Manrique es uno de los fundadores del Premio Latinoamérica Verde, que reconoce proyectos ambientales, con la misión de fortalecerlos e impulsar su continuidad en el tiempo. El IICA es uno de los aliados estratégicos de la iniciativa.
“Hoy tenemos una crisis planetaria triple, por el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación. Mientras eso nos afecta a todos los países, por otro lado hay millones de personas queriendo hacer agricultura o turismo sostenible, pero el 95% de ellos fracasa en los primeros dos años por falta de planificación estratégica, de contactos y de recursos económicos, El Premio Latinoamérica Verde, institución sin fines de lucro, nació con la intención de ponerle las luces a ellos y generar las capacidades necesarias para que no quiebren y sigan haciendo el bien para el planeta”, dijo.
En una década ha habido 21.000 proyectos inscriptos y el 71% de ellos está vivo, reveló Manrique, quien renovó la alianza con el IICA, que participa en la difusión y en la consecución de proyectos sostenibles para el premio.
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