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IICA optimista ante retos de la agricultura en América Latina y el Caribe

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Washington, 23 de febrero, 2012 (IICA). “El entorno y mejores políticas públicas para la agricultura en América Latina y el Caribe permiten ser optimistas, pues impulsan las actividades agroalimentarias con base en la disponibilidad del agua y de tierras para cultivos, así como en el mayor acceso a la biodiversidad y a los recursos genéticos”.

De esta manera, Víctor M. Villalobos, Director General del IICA, explicó cuál es el panorama al que se enfrenta la agricultura regional; lo hizo en su intervención en el Outlook 2012, un encuentro anual organizado por el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés) en el que se presentan las perspectivas de la agricultura mundial para los próximos años.

Víctor M. Villalobos (derecha), Director General del IICA, fue invitado por USDA al foro sobre perspectivas agrícolas 2012.

“Pero América Latina y el Caribe tienen ante sí el gran reto de aumentar la productividad para garantizar la seguridad alimentaria de una población en crecimiento, en un contexto de cambio climático, racionalidad en el uso de los recursos naturales e incertidumbre de mercados”, dijo el Director General del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA).

Villalobos fue invitado por el Secretario de Agricultura de EE. UU., Tom Vilsack, para participar en el foro, ocasión que aprovechó para transmitir las congratulaciones del IICA al USDA por su 150 aniversario. En la reunión participaron nueve exsecretarios de agricultura estadounidenses.

“El IICA considera que la agricultura de América Latina y el Caribe es fundamental para el mundo, pues tiene la gran responsabilidad de proveerle alimentos y materias primas agrícolas, pero necesita innovar en campos como el manejo poscosecha, los sistemas de irrigación, la agricultura protegida y el uso de las biotecnologías”, aseguró el Director General del IICA.

Destacó la posición privilegiada del Instituto en las Américas para apoyar a los países en la definición de marcos regulatorios, búsqueda de inversiones y alianzas de largo plazo, mejoramiento de las capacidades institucionales e incorporación del desarrollo rural territorial en las políticas nacionales sobre agricultura.

De acuerdo con Villalobos, los altos precios de los alimentos de los últimos años han estimulado el crecimiento agrícola (en términos de producción e ingreso) en varios países latinoamericanos y caribeños, pero sobre todo en el Cono Sur, cuya participación en el comercio mundial tuvo un repunte.

Sin embargo, se evidenció un desequilibrio: mientras el valor agregado de la agricultura a la economía de los países fue de 4,5% en el Cono Sur, en el resto de naciones fue de 2,5%. En otras palabras, en la región coexisten exportadores netos de alimentos, particularmente de cereales, oleaginosas, lácteos y carne; e importadores netos (Caribe, Centroamérica y los países andinos) que deben lidiar con los precios altos.

El Director General del IICA también llamó la atención sobre otros desafíos que deben afrontarse, entre ellos, enfermedades que comprometen la sanidad agropecuaria (como la fiebre aftosa), un posible incremento en los precios de los energéticos, presiones sobre la propiedad de la tierra y la baja inversión en investigación, desarrollo e innovación.

Oportunidades de crecimiento

La innovación en la agricultura se vuelve fundamental para aprovechar las ventajas competitivas de la biodiversidad de América Latina y el Caribe, señaló Villalobos en el foro sobre perspectivas agrícolas organizado por USDA.

Por ejemplo, la región posee casi el 24% de los bosques en el mundo, por lo que su uso sostenible permitiría aumentar el aporte del sector forestal a la economía y atraer inversiones públicas y privadas a la reforestación.

La acuicultura, por otro lado, puede sacar ventaja a la gran variedad de recursos pesqueros, en particular en Suramérica, líder regional en este tipo de actividad.

La ganadería de pequeña escala, combinada con transformaciones en la cadena de valor y políticas claras de gestión sostenible de los recursos naturales, también se vislumbra como una actividad que permitiría aprovechar el auge en la producción y el consumo de carne y lácteos.

“El impacto de la crisis económica de los años 2008 y 2009 en la pobreza e ingresos rurales de América Latina y el Caribe fue mucho menor de lo que se esperaba, pues los hogares combinaron la agricultura con otras labores económicas que los ayudaron a enfrentar los tiempos difíciles”, indicó el Director General del IICA.

La acción de los hogares fue reforzada por políticas internas en los países para reducir la vulnerabilidad de productores y consumidores, así como otras medidas de carácter social que contribuyeron a combatir la pobreza, aseguró.

Más información:
rafael.trejos@iica.int