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La pandemia sirvió para demostrar al mundo que la agricultura es imprescindible para la vida de las personas, dijo el director del INIA de Chile en la TV de Brasil

Pedro B
Pedro Bustos, director del Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias (INIA) de Chile y presidente de FONTAGRO

Brasilia, 31 de mayo de 2021 (IICA) - Las dificultades que generó la pandemia sirvieron para que quedara en primer plano la importancia que tiene la agricultura para la vida de las personas. Cuando la mayoría de las actividades se detuvieron, la agricultura siguió adelante y sirvió para asegurar la alimentación de la población mundial.

También se demostró que no es la mayor causante de gases de efecto invernadero, que generan el cambio climático, y que es posible construir sistemas productivos más sostenibles, como ya se está haciendo en distintos países de América Latina y el Caribe.

Las afirmaciones fueron hechas por el ingeniero agrónomo Pedro Bustos, director del Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias (INIA) de Chile y presidente de FONTAGRO, durante una entrevista con AgroAmerica, programa que se emite por el canal brasileño de TV Agro Mais.

“En estas circunstancias tan terribles –reflexionó Bustos- nos dimos cuenta de que la agricultura no ha sido valorada como corresponde. Vemos que a un futbolista se le pagan millones de dólares por una actividad de la que podríamos prescindir, cuando de lo que en realidad no se puede prescindir es de la alimentación. Sin embargo, la agricultura fue siempre vista como una actividad secundaria. Ahora vemos que es una actividad importante”.

El INIA es la principal institución estatal chilena dedicada al desarrollo rural y la investigación agropecuaria. Fue fundada en 1964 y depende del Ministerio de Agricultura. FONTAGRO, por su lado, es un mecanismo de financiación para promover la ciencia, la tecnología y la innovación en el ámbito de la agricultura y la alimentación en América Latina, el Caribe y España.

Bustos explicó que FONTAGRO es un fondo de financiamiento con algunas particularidades, creado en 1998 por 15 países de América Latina, el Caribe y España, que hoy reúne aproximadamente unos 100 millones de dólares. Funciona con los intereses generados por ese capital y por lo tanto no depende de las contribuciones anuales de las naciones.

“FONTAGRO –detalló- promueve y coordina actividades de los institutos de investigación de los diferentes países, enfrentando problemas comunes o particulares. Puede estudiar una idea incipiente o invertir en proyectos ya consensuados. Pensamos que FONTAGRO es un gran aliado de la investigación del continente y especialmente en la situación de pandemia, cuando hay recursos escasos. Hemos podido colaborar con nuestros llamados a concursos habituales e incluso hemos aumentado un poco los fondos. Somos un instrumento muy bueno para Latinoamérica”.

FONTAGRO tiene la labor de coordinar, facilitar y apalancar recursos adicionales. “Si FONTAGRO pone un millón de dólares tiene que apalancar dos o tres más. Eso lo hace todos los años y vamos a seguir colaborando en esta cadena de agregación de valor”, dijo Bustos.

El funcionario manifestó su deseo de que Brasil se integre a FONTAGRO: “Ojalá pudiera integrarse. Así tendríamos prácticamente la totalidad del continente. Es muy importante que podamos estar todos los países, porque muchas problemáticas son similares y lo que estamos haciendo es incorporar base científica y de investigación para dar soluciones globales. Mientras más miembros tengamos, habrá más cooperación internacional”.

Bustos destacó las acciones de colaboración mutua que lleva adelante FONTAGRO con el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA). “El IICA -dijo- cumple un rol muy importante en ayudar, ya que está presente en todos los países del hemisferio y facilita el trabajo. Hace un papel de nexo para las funciones de FONTAGRO. Somos un aliado y estamos en complementación”.

En cuanto al trabajo del INIA, destacó que la institución acaba de cumplir 57 años. “Estamos –puntualizó- desde el sur al norte del país. Chile es un país con forma de corbata, muy largo y muy flaco, con distintas problemáticas. Tenemos el desierto más seco del mundo en el norte y llegamos hasta la Patagonia, con lo que recorremos un horizonte muy grande. Además, tenemos un sector de clima mediterráneo, lo que permite una amplia gama de cultivos. Por eso Chile es tan importante en la exportación de alimentos y, especialmente, de frutas”.

Bustos, explicó que, si bien el INIA se dedica a la investigación, su función es diferente a la de una universidad: “Tenemos un pie en la investigación, pero otro en la extensión y la experiencia tecnológica; en la realidad territorial, al lado de los productores. Eso es lo que nos diferencia de una universidad, que hace ciencia básica. Para nosotros es muy importante estar en el terreno para que las soluciones lleguen más fácilmente a los pequeños agricultores. Además, fomentamos la asociatividad y el cooperativismo. Así masificamos nuestro contacto y llegamos a un número grande de agricultores. También cumplimos una función importante en la capacitación de capacitadores”.

Bustos dio algunos detalles de la producción de arroz en Chile: “Las variedades que se cultivan han sido desarrolladas por INIA. Somos el país que produce el arroz más austral; o con climas más templados, relativamente fríos incluso. Producimos un arroz sustentable con tecnologías que hemos importado y adaptamos a las condiciones chilenas. Es un cultivo que genera menos gases de efecto invernadero y menos consumo de agua. Eso es muy importante en una situación de cambio climático, especialmente en Chile, donde hemos tenido prácticamente diez años de sequía consecutiva. De todas maneras, el arroz no es central para Chile, donde hoy la fruticultura y la ganadería son especialidades muy importantes”.

El director del INIA y presidente de FONTAGRO finalizó con una reflexión de hacia dónde va la producción de alimentos: “Todas las instituciones tenemos el desafío de la sustentabilidad. Hoy buscamos soluciones en ese camino ya que la población seguirá creciendo y, por lo tanto, debemos producir más con menos. Con menos suelos, menos pesticidas y menos herbicidas. Debemos también incorporar a la productividad un aspecto social, para reducir la brecha que existe entre la población urbana y la rural. En la política de desarrollo rural no sólo debe participar el ministerio de Agricultura, sino muchos ministerios. El campo debe ofrecer oportunidades, para ayudar a que las familias se desarrollen y evitar la migración de agricultores hacia las ciudades”.

LINK AL VIDEO PARA DAR PLAY: https://youtu.be/cN9JeIUn_pQ

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