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Presentan investigaciones para adaptar producción de maíz y frijol al cambio climático

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Peter Läderach, David Williams, Francisco Enciso (Secretario Ejecutivo de SICTA)y Jonathan Castro fueron los ponentes del foro técnico.

San José, Costa Rica, 10 de setiembre, 2012 (IICA).Intensificar el uso de técnicas de producción sostenible, diversificar las formas en que se consume y se obtienen ingresos basados en la agricultura, al tiempo que se aprovechan otras fuentes no agrícolas para generar ingresos, son algunas estrategias a las que podrían recurrir los productores de maíz y frijol en Centroamérica para mitigar y adaptarse al cambio climático.

Además, en estos países hay investigadores que procuran identificar variedades de germoplasma de esos cultivos capaces de resistir aumentos en la temperatura media y reducciones en las precipitaciones anuales, así como mayores periodos de sequía, manifestaciones esperadas del cambio climático en los países centroamericanos. En esta región, maíz y frijol son básicos para la seguridad alimentaria.

De acuerdo con David Williams, gerente del Programa de Agricultura, Recursos Naturales y Cambio Climático del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), más de un millón de personas cultivan estos productos en Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua, Costa Rica y Panamá.

Williams moderó un foro técnico realizado en la sede central del IICA, en el que se expusieron las principales conclusiones y líneas de trabajo de dos proyectos que se ejecutan en Centroamérica, enfocados en maíz y frijol.

El foro, seguido en línea en Centroamérica y Estados Unidos, México, Colombia, Argentina y Ecuador, es parte de las actividades del curso de capacitación Integrando la adaptación al cambio climático en la cooperación para el desarrollo, impartido en San José por la agencia alemana GIZ y el IICA, dirigido a capacitadores de América Latina y el Caribe. Se lleva a cabo del 4 al 13 de setiembre.

“Con frecuencia hay una alta vulnerabilidad a los periodos de sequía prolongada y los fenómenos meteorológicos extremos como los huracanes, que ponen en riesgo la seguridad alimentaria de los pequeños productores y sus familias”, explicó Peter Läderach, investigador del Programa de Análisis de Políticas del Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT).

Con base en datos locales históricos del clima, el proyecto del CIAT identificó puntos críticos de siembra de maíz y frijol en los países centroamericanos (con excepción de Costa Rica) y proyectó su producción para 2020 y 2050. A partir de esta metodología, se identifican tres tipos de áreas:

• las que perderán más del 25% de su producción, pero los sistemas productivos pueden adaptarse al cambio climático y deben enfocarse en ello, 
• otras que tendrán más de 50% de pérdida de producción, que deberían diversificar los cultivos y medios de subsistencia, y 
• aquellas que ganarán más de un 25% en su capacidad de producción, a las que podría migrar la agricultura, con el consecuente riesgo de deforestación.

“Algunas medidas de intensificación sostenible, para aumentar la productividad y preservar los recursos naturales, son el manejo de suelos, la cosecha de agua, el manejo de nutrientes y el uso de variedades mejoradas”, dijo Läderach.

Acciones complementarias

Jonathan Castro, especialista en cambio climático de la Oficina del IICA en Costa Rica, presentó el proyecto Adaptación de maíz y frijol al cambio climático en Centroamérica y República Dominicana, ejecutado por el Sistema de Integración Centroamericana de Tecnología Agrícola (SICTA), los institutos de innovación agropecuaria de la región (INIA) y el IICA.

Entre sus componentes, la iniciativa pretende identificar germoplasma de maíz blanco y amarillo, así como de frijol rojo y negro, de alta productividad, resistencia y adaptabilidad al cambio climático. El material está en los bancos de germoplasma regionales y los centros del CGIAR (Grupo Consultivo para la Investigación Agrícola Internacional).

El proyecto contempla la modelación climática y la evaluación participativa en comunidades piloto, es decir, que los productores de esas regiones experimenten en sus fincas el desempeño de las variedades agrícolas consideradas como resistentes y aporten al proceso de investigación.

“Se trabaja mediante redes de expertos en maíz y frijol, quienes coordinan sus agendas con las prioridades establecidas, las cuales son la adaptación de los cultivos al cambio climático, el incremento de rendimientos y la atención a enfermedades”, manifestó Castro.

El especialista agregó que si bien esta metodología de trabajo integrado hoy se aplica a la investigación con germoplasma, más adelante servirá para tomar acciones conjuntas en temas como generación de capacidades en riego, manejo agronómico y comercio de la producción.

“Los proyectos del CIAT y de SICTA-INIA-IICA son bastante complementarios, por lo que las sinergias entre ambos permitirían aprovechar de manera más eficaz la gran diversidad genética del maíz y el frijol existente en Centroamérica”, expresó David Williams, del IICA.

Más información: 
david.williams@iica.int