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Proyecto de la UE permitirá a IICA y CATIE contribuir a la resiliencia ante el cambio climático en el Corredor Seco Centroamericano

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El Director General del Instituto, Manuel Otero (derecha), y su homólogo del CATIE, Muhammad Ibrahim, suscribieron en la sede central del IICA un convenio con las acciones que llevarán a cabo en parcelas demostrativas del proyecto AGRO-INNOVA.
El Director General del Instituto, Manuel Otero (derecha), y su homólogo del CATIE, Muhammad Ibrahim, suscribieron en la sede central del IICA un convenio con las acciones que llevarán a cabo en parcelas demostrativas del proyecto AGRO-INNOVA.

San José, 20 de diciembre, 2019 (IICA). El Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) y el Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza (CATIE) desarrollarán acciones de investigación y extensión agrícola para fortalecer los sistemas agroforestales del Corredor Seco Centroamericano.

Con esto, pretenden contribuir a la resiliencia al cambio climático y a la seguridad alimentaria de los pequeños productores en esta zona.

En el marco de un convenio de contribución entre el IICA y la Unión Europea (UE), el Director General del Instituto, Manuel Otero, y su homólogo del CATIE, Muhammad Ibrahim, acordaron las acciones que se llevarán a cabo en parcelas demostrativas del Proyecto Sistemas Agroforestales Adaptados para el Corredor Seco Centroamericano (AGRO-INNOVA).

AGRO-INNOVA es una iniciativa de cuatro años cuya ejecución está a cargo del IICA y es financiada por la UE, socio clave para el desarrollo sostenible y la erradicación de la pobreza en Centroamérica. A partir del 2020, el proyecto generará las condiciones para realizar transferencia tecnológica mediante sistemas agroforestales multiestratos.

La aplicación de estos sistemas combina la siembra de árboles o forrajes con la producción de alimentos, así se espera que 3 000 pequeños productores de frijol y maíz tengan resultados positivos con innovaciones que garanticen el incremento de sus rendimientos, la protección de las fuentes de agua, el mejoramiento del suelo, el impulso de la biodiversidad y la generación de ingresos adicionales.

“Queremos mejorar la calidad de vida de los habitantes en los territorios rurales. Con el CATIE, institución hermana que comparte el compromiso por el desarrollo sostenible, se busca que los agricultores familiares puedan adaptarse a condiciones de creciente aridez y cuenten con sistemas productivos más resilientes, porque si no hay soluciones efectivas y de largo plazo las consecuencias son más pobreza y migraciones hacia los centros urbanos”, afirmó Otero.

Las labores de trabajo conjunto entre IICA y CATIE contemplan generar estrategias innovadoras para fortalecer capacidades, gestionar conocimiento e intercambiar experiencias sobre adopción de tecnologías que reduzcan la vulnerabilidad a factores ambientales, sociales y económicos.

El acuerdo incluye el desarrollo de estudios, investigaciones y programas para la formación de productores, técnicos y especialistas, también resalta la intención de crear una plataforma que funcione como “Hub de innovación” que sistematice y facilite el acceso a innovaciones adaptadas a la región, con información sobre los resultados de investigaciones y otros insumos adicionales.

“Las proyecciones del clima demuestran que la sequía estará más prolongada y esto representa una amenaza. La sinergia entre IICA y CATIE busca innovaciones en los sistemas de producción agrícola, integrando sistemas agroforestales como una herramienta para diversificar la producción y a la vez contribuir a mejorar la seguridad hídrica y el flujo de agua, asegurando la productividad de los alimentos básicos que se consumen en la región”, explicó Ibrahim.

El trabajo conjunto involucrará a los institutos de investigación agropecuaria (INIA), los ministerios de agricultura y la academia.

El Corredor Seco Centroamericano es una zona de bosque tropical seco que se extiende desde la costa occidental de Chiapas (México) hasta el oeste de Panamá, donde conviven cerca de 30 millones de personas azotadas por problemas sociales intrínsecamente arraigados a fenómenos climatológicos extremos.

En este territorio, la agricultura juega un papel clave al emplear a un 42 % de la población en la cadena alimentaria. Incluso, más de un 40 % de los jóvenes se dedican a labores agrícolas. 

 

Más información:
Pedro Avendaño, especialista en Agricultura Familiar y Desarrollo Rural. 
pedro.avendaño@iica.int