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Revertir la invisibilidad de las mujeres rurales, crucial para impulsar el desarrollo y desterrar la subnutrición

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Buenos Aires, 2 de octubre, 2018 (IICA). Mejorar las condiciones de vida y de trabajo para las mujeres rurales es crucial para impulsar el desarrollo y desterrar problemas de nutrición entre millones de personas, según expertos que disertaron hoy en Buenos Aires en la cumbre del W20, grupo de afinidad del G20.

La conclusión fue expresada en el panel “La invisibilidad de la mujer rural y su rol en el desarrollo”, en el que el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) -co-chair del W20 en el eje de trabajo Mujer Rural-, participó a través de su Especialista en Políticas Edith Obschatko.

La experta planteó que reconocer el rol de las mujeres rurales en los territorios es “la clave para el desarrollo de los países”, ya que el grupo representa más de un cuarto de la población mundial y el 43 por ciento de la fuerza laboral agrícola.

Pese a su papel en el trabajo en el campo y a su centralidad en la producción de alimentos, las mujeres rurales ganan en promedio un 25 por ciento menos que los hombres, padecen falta de acceso a la tierra, recursos productivos, infraestructura, conectividad, agua potable, educación salud y justicia “de manera desproporcionada” en relación a los hombres del campo y a las mujeres urbanas, y son “un grupo no representado que tiene poco o ningún impacto en las políticas públicas”, señaló.

“Más empoderamiento de las mujeres rurales con educación, tecnología, fuentes productivas y participación política le daría al mundo más producción, más alimentos y menos hambre”, resaltó Obschatko.

En coincidencia, Carole Megevand, del Programa Desarrollo Sustentable en Argentina, Paraguay y Uruguay del Banco Mundial, dijo que los obstáculos que padecen las mujeres rurales reducen entre 22 y 30 por ciento la productividad, y que revertirlos implica “sacar el hambre a entre 100 y 120 millones de personas”.

La Directora de la División de Programas de ONU Mujeres, María Noel Vaeza, se refirió a aspectos jurídicos y legales que se convierten en “barreras extremas” para las mujeres rurales, como la imposibilidad de ser propietarias de la tierra en 52 países, y los grupos más discriminados en las zonas rurales, como las indígenas, las discapacitadas, y las que son obligadas a casarse a temprana edad.

Para las cadenas globales de valor, el desarrollo de las mujeres rurales “está ligado al crecimiento de las empresas”, aseguró la Vicepresidente de Asuntos Públicos y Comunicación de la empresa multinacional de bebidas Coca Cola, Soledad Izquierdo, quien reconoció que la fuerza de la compañía para elaborar 4.100 productos en más de 200 países “está en el campo donde está la materia prima, y las mujeres son el motor allí”.

Para revertir la invisibilidad de las mujeres rurales, Obschatko sostuvo que “es crucial reconocer su importancia, sus condiciones de vida y las discriminaciones y desigualdades que sufren a diario”.

Además, coincidió con el resto del panel en la necesidad de garantizar su participación en los proyectos infraestructura, la tenencia de la tierra, el acceso a los recursos productivos, financieros, asistencia técnica y servicios sociales.

Para ello, reclamó más y mejor información sobre las mujeres rurales, ya sea a través de los sistemas estadísticos y de los medios de comunicación, a los que asignó un “inmenso y relevante rol en este desafío”.

Al respecto, anunció dos iniciativas del IICA: el próximo lanzamiento del libro “Luchadoras – Mujeres Rurales en el Mundo”, que compila artículos de 28 expertas y expertos de los cinco continentes posicionamientos sobre el papel de las trabajadoras rurales, y una alianza con la edición brasileña de la revista Vogue para “enfocar la riqueza de las mujeres rurales” y “poner sus costumbres en el centro de una publicación líder” en su segmento como “un elemento más para hacerlas visibles”.

El lanzamiento de ambas iniciativas estará enmarcado por la divulgación del posicionamiento del IICA sobre el tema de equidad de género en los territorios rurales, un asunto transversal a los programas y ejes de trabajo del organismo hemisférico especializado en desarrollo agrícola y rural.

En el cierre del panel, Megevand instó a dejar de considerar a “las mujeres como víctimas” porque “somos agentes de cambio. Si nos permiten el acceso a la tierra, la financiación y la tecnología vamos a dejar de ser víctimas y vamos a ser el centro del desarrollo”.

La cumbre del W20, que comenzó el lunes y culminará el miércoles en el Centro Cultural Kirchner de la Ciudad de Buenos Aires, cerrará el ciclo de trabajo de la presidencia argentina del grupo de afinidad, que entregará al presidente Mauricio Macri el documento final de recomendaciones para los líderes del G20.

El W20, red transnacional que reúne a mujeres líderes de la sociedad civil, de los negocios, emprendimientos y los think tanks, busca influir en la agenda de los grupos de toma de decisión del G20, con el fin de incidir en las políticas públicas para incrementar la participación de la mujer en las economías y sociedades de sus países.

Uno de los objetivos de este grupo para este año es promover la inclusión de las mujeres que habitan en zonas rurales en el mercado laboral a través del acceso a los servicios financieros y digitales y fortalecer los emprendimientos que la involucren orientados a la producción de alimentos o a otros negocios productivos.

 

Más información:

Guido Nejamkis, Coordinador de la Unidad de Comunicación Social e Institucional

guido.nejamkis@iica.int