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Sin seguridad alimentaria los países no tendrán seguridad nacional, advirtió el embajador Kip Tom, ex representante de los Estados Unidos ante las agencias agrícolas de Naciones Unidas

Kip Tom, productor agropecuario estadounidense y ex representante permanente de su país ante las agencias de la ONU en Roma.
Kip Tom, productor agropecuario estadounidense y ex representante permanente de su país ante las agencias de la ONU en Roma.

 

Brasilia, 15 de julio de 2024 (IICA) - La seguridad alimentaria está íntimamente vinculada a la seguridad nacional en todos los países del mundo, por lo que resulta esencial que los pequeños agricultores cuenten con las herramientas para aumentar su productividad, contribuir al crecimiento de las economías y mejorar sus ingresos y calidad de vida.

Así lo aseguró el embajador Kip Tom, productor agropecuario estadounidense y ex representante permanente de su país ante las agencias de la ONU en Roma, en una entrevista con el programa AgroAmerica, que se emite por el canal de TV Agro Mais, de Brasil.

“Al mismo tiempo que no podemos prescindir de las grandes compañías que realizan agricultura industrial, necesitamos a los agricultores familiares. Ellos deben ser apoyados por el sector privado para acceder a nuevas tecnologías, educación y conocimiento. También debe haber políticas públicas en esa dirección”, dijo Tom.

El ex representante permanente, quien integra una familia con siete generaciones vinculadas a la producción de alimentos en el Medio Oeste de los Estados Unidos, puso como ejemplo positivo a Brasil, que gracias a la ciencia y a la innovación se convirtió en las últimas décadas en líder mundial en la producción de soja y otras commodities.

“Perdí mi padre –recordó- hace un par de años. Antes de morir, me llevó a recorrer el campo donde él empezó a trabajar y yo mismo lo hice. Me habló de cuáles eran los rendimientos productivos cuando él era joven y charlamos de la forma extraordinaria en que han crecido hoy, con la ayuda de la ciencia, gracias al uso de fertilizantes, de tecnologías digitales y de buenas prácticas. Hoy vemos que se puede usar la inteligencia artificial para aumentar los rendimientos cuidando el ambiente. Veo un gran potencial en países de nuestro continente, como por ejemplo Brasil, Uruguay y Argentina. Estoy muy entusiasmado con el futuro de la agricultura”.

Tom contó que él mismo comenzó como un pequeño agricultor y señaló que es positivo que en los países exista un balance entre grandes, mediados y pequeños productores, pero que son los primeros los que deben preocuparse por capacitar y dar herramientas a los últimos para crecer.

“Nunca conocí a un pequeño agricultor que no quisiera crecer,  incrementar el tamaño de su operación. Ellos quieren producir alimentos para la comunidad; por lo tanto hay que llegar a ellos para que accedan a tecnologías básicas para lidiar con plagas y enfermedades y adaptarse mejor al cambio climático”, advirtió.

El rol del IICA

En otro pasaje de la entrevista, Tom subrayó la importancia del rol del IICA en el fortalecimiento de una narrativa que presente a la agricultura ante el mundo no solo como imprescindible para garantizar la seguridad alimentaria sino también para el desarrollo de los países.

“El Director General del IICA, Manuel Otero, hace un gran trabajo en el establecimiento de alianzas con otras organizaciones y sectores que, igual que el IICA, resultan claves para el futuro de la agricultura y para resguardar la seguridad alimentaria”, dijo.

Tom también se refirió al impacto del cambio climático en el trabajo y los medios de vida de los agricultores de América Latina y el Caribe.

“A lo largo de la historia, nuestro clima siempre sufrió variaciones y los agricultores se adaptaron a ellos durante miles de años. Hoy tenemos una velocidad mucho más rápida del cambio climático pero con las innovaciones y la ciencia podemos adaptarnos. La genética y las tecnologías brindan medios para retirar carbono de la atmósfera. Podemos usar menos recursos y producir más”, señaló.

Tom, además, fue crítico de algunas regulaciones ambientales que se pretenden imponer, que pueden tener consecuencias negativas, especialmente para los medianos productores.

“No creo que nosotros, desde las Américas, debamos decirle a Europa cómo cultivar, pero los europeos tampoco deben pretender enseñarnos a nosotros. Se deben respetar los contextos locales y en cada país y en cada región los protagonistas saben cómo adaptarse a las condiciones particulares”, afirmó.

“Nadie –enfatizó- cuida más el ambiente que los agricultores. Ellos quieren preservarlo para las nuevas generaciones. Los agricultores saben cómo innovar, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y aumentar la productividad. Muchos suelos se han degradado, pero hoy en nuestro continente se han extendido la siembra directa, el uso de cultivos de cobertura y otras prácticas que permiten recuperarlo. Países como Brasil, Argentina y Uruguay han sido líderes en la preservación del suelo”.

Tom también llamó la atención sobre la necesidad del trabajo conjunto de cooperación internacional para enfrentar las restricciones en la cadena de suministros y la necesidad de que los países del continente tengan proveedores confiables para garantizar la seguridad alimentaria de sus poblaciones.

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