Sistema impulsado por el IICA mejora productividad y adaptación al cambio climático del cultivo de arroz
San José, 29 de agosto, 2019 (IICA). Israel Araya es un productor de arroz en Bagaces, Costa Rica, cuya forma tradicional de cultivo lo llevó a acumular cuantiosas pérdidas a causa de cosechas infructuosas. Jamás imaginó que un curso virtual sería su ventana hacia la innovación.
Con 34 años de cultivar, en el 2018 enfrentó una última desazón productiva junto a sus hijos Steven y Marlon, a quienes había convencido de incursionar en la siembra de arroz para tener más respaldo y encontrar alternativas de mejora.
“Cosechamos un arroz de muy mala calidad que casi no lo querían comprar y tuvimos pérdidas”, confesó Israel. Fue su hijo Steven el que descubrió el curso “Sistema Intensivo del Cultivo de Arroz (SRI): Producir más con menos”, en el campus virtual del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA).
“Llevé el curso, me lo aprendí al pie de la letra y decidí que si queríamos seguir cultivando arroz debíamos cambiar y utilizar este método, que tiene muchos beneficios”, afirmó Steven Araya.
El Sistema Intensivo del Cultivo de Arroz (SRI, por sus siglas en inglés) es una metodología agroecológica para la producción de arroz que aumenta la productividad, reduce los costos económicos y ambientales y es más resiliente al cambio climático. Fue desarrollada en los años ochenta en Madagascar.
Consiste en cuatro principios básicos: promover el establecimiento temprano y rápido de plantas saludables, reducir la competencia entre plantas, mantener los suelos saludables, aireados y enriquecidos con materia orgánica, y una mejor gestión del agua al alternar suelos secos y mojados. El curso es gratuito y está disponible en la dirección elearning.iica.int.
El IICA, junto con socios y la asesoría de la Universidad de Cornell, de Estados Unidos, trabaja desde hace seis años para ajustar el sistema a la agricultura de América Latina y el Caribe. Países como Chile, Colombia, Costa Rica, Panamá, República Dominicana y Venezuela han implementado el SRI con resultados alentadores.
“En el Instituto buscamos aumentar el conocimiento del SRI en el hemisferio, apoyar iniciativas de demostración, generar herramientas que faciliten la implementación y facilitar la cooperación horizontal y regional en el tema”, detalló la especialista técnica en Cambio Climático, Recursos Naturales y Gestión de Riesgos Productivos del IICA, Kelly Witkowski.
En el caso de Israel y sus hijos experimentan los beneficios del SRI en Bagatzí de Bagaces, Guanacaste, donde tienen una parcela de casi 13 hectáreas. Solo una de ellas se mantiene bajo siembra tradicional de arroz, para comparar los resultados.
“En cuanto a las semillas para la siembra, pasamos de utilizar entre 100 y 120 kilogramos por hectárea a apenas 24, y se redujo hasta en un 30 % el uso del agua; también vemos plantas con más vigor, muy limpias y sanas, sin problemas de enfermedades o bacterias, con tallos más gruesos, espigas más desarrolladas y más granos”, explicó el productor.
“No me imaginaba esto, pero estoy muy contento con los resultados, este arroz es amigable con el ambiente, todo el control fitosanitario lo hemos hecho utilizando microorganismos para control de plagas y enfermedades, hongos y bacterias”, añadió Araya.
Socios del arroz
En el proceso de renovación Israel Araya ha contado con el apoyo de la Corporación Arrocera Nacional (CONARROZ) y el Instituto Nacional de Innovación y Transferencia en Tecnología Agropecuaria (INTA).
“Se le brinda un acompañamiento semanal para analizar variables agronómicas de las evaluaciones, así como plagas, enfermedades, malezas y la preparación de los suelos”, detalló Berter Martínez, técnico de CONARROZ.
La innovación impulsada por Israel Araya captó la mirada de El Pelón de la Bajura, una de las mayores firmas arroceras de Costa Rica, así como de otros pequeños productores de la zona.
“Fui a comprarles semilla con la intención de sembrar arroz para uso comercial, pero al mencionarles que la tierra de mi parcela era nueva para el cultivo, me dieron semilla registrada para sacar semilla certificada”, explicó Araya. Esta semilla la adquiere El Pelón de la Bajura.
La idea es que esta metodología de cultivo pueda ser utilizada por más fincas de la zona. “Esperamos que la parcela sea una escuela para quienes deseen hacer las cosas diferentes y cambiar la metodología, tener mejores rendimientos y más beneficio económico”, dijo Araya.
“El SRI es un sistema que tiene las posibilidades de desarrollarse aquí, es casi imposible subsistir en la actividad bajo el sistema productivo convencional”, concluyó.
Más información:
Kelly Witkowski, especialista técnica en Cambio Climático, Recursos Naturales y Gestión de Riesgos Productivos del IICA.
Kenneth Solano, Especialista en Gestión de Proyectos y Agronegocios de la Representación del IICA en Costa Rica.