“El nivel de integración que logramos los ministros del Consejo Agropecuario del Sur (CAS) marca un hito histórico para nuestros países”, dijo Fernando Mattos, al realizar un balance de su experiencia como presidente pro tempore
Montevideo, 28 de agosto de 2024 (IICA) – Los ministerios de Agricultura de los países que integran el Consejo Agropecuario del Sur (CAS) han logrado en el último tiempo un sólido nivel de integración que significa un hito histórico y que está llamado a profundizarse debido a la agenda internacional que se avecina para el sector agroalimentario.
Así lo consideró el ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca de Uruguay, Fernando Mattos, al realizar un balance de su actuación como presidente pro tempore del CAS, que culminó este año con importantes logros.
Mattos señaló que la presidencia brasileña del G20 durante 2024 y la realización en 2025 de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP 30) en Belem do Pará ya están poniendo en el centro de la agenda internacional la actividad agropecuaria, que habitualmente no está en las discusiones de más alto nivel político.
“La agenda del CAS tiene grandes desafíos en temas como sanidad vegetal y animal y, por supuesto, en biotecnología, que es la respuesta para poder dar un salto productivo. Una mayor y mejor producción con una menor presión sobre los recursos naturales solamente se puede lograr a través de la innovación biotecnológica, que es absolutamente necesaria; para eso son los convenios que firmamos durante nuestra presidencia pro tempore del CAS”, dijo Mattos.
El CAS es el foro ministerial de consulta y coordinación de acciones regionales, integrado por los ministros de Agricultura de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay. Su objetivo fundamental es definir las prioridades de la agenda agropecuaria y tomar posiciones sobre temas de interés regional. La secretaría técnica es ejercida por el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA).
El ministro uruguayo consideró que el CAS tiene un valor que se pone de relieve porque logra coordinar posiciones en agricultura de países que en otros temas tienen diferencias significativas: “A veces tenemos algunos ruidos en el relacionamiento de nuestros países, pero lo que nosotros hacemos es política agropecuaria y tenemos que enfocarnos en ella y hacer caso omiso de las diferencias. Siempre buscamos soluciones a través de la coordinación e incluso impulsamos la armonización de la normativa de los distintos países, que es muy importante para estimular la inversión y favorecer el comercio internacional, hoy bastante distorsionado”.
Mattos calificó al CAS como un ámbito de confianza valioso compartido por las áreas de Agricultura que no solo incluye a los ministros, sino también a un gran equipo técnico, que trabaja e interactúa en las distintas especialidades y que es un enorme soporte fundamental para que la red ministerial tenga éxito.
La agricultura, prenda de paz
“Si no hay seguridad alimentaria, no hay estabilidad política, ni económica, ni social. Por eso decimos que la agricultura es esencial para la paz mundial y que hay que cuidar la producción, muy desafiada por los efectos del cambio climático”, afirmó Mattos.
En ese sentido, valoró el esfuerzo del CAS para poner en agenda la realidad de que el cambio climático no es generado en las zonas rurales por la actividad agropecuaria, sino en los centros urbanos de los países desarrollados, que se han comprometido a reparar o apoyar a los países en desarrollo para enfrentar los fenómenos climáticos extremos, con ayudas que nunca han llegado a pesar de los compromisos internacionales asumidos.
“Hay que seguir trabajando porque existe una fuerte necesidad de adaptación de nuestros países. Vemos una vulnerabilidad creciente de los sistemas productivos y la variabilidad climática nos expone cada vez más. Así quedó demostrado con fenómenos extremos como los incendios en Chile, las sequías en Argentina, Uruguay y Paraguay y las recientes inundaciones en el estado brasileño de Río Grande do Sul”, dijo Mattos, quien preside la Junta Interamericana de Agricultura (JIA), máximo órgano de gobierno del IICA.
El ministro uruguayo explicó que el impacto del cambio climático está afectando la infraestructura de los países que integran el CAS y hace necesarios sistemas de financiamiento extraordinario para hacer frente a los daños. “El cambio climático seguramente ha de agravarse, con fenómenos más extremos y frecuentes, por lo que tenemos que tener otro tipo de capacidad”, afirmó.
“Debemos pensar –agregó- en constituir hacia el futuro fondos de catástrofe. Es fundamental que tengamos fondos para dar respuestas adecuadas a los daños, porque hoy lo que hacemos es desviar recursos de los presupuestos nacionales que están destinados a otros rubros como la educación, la seguridad pública o la salud. Evidentemente, para poder atender en los sectores productivos de nuestro país, que tienen un enorme peso relativo, hay que crear sistemas de gestión de recursos y también sistemas de seguros más desarrollados. El tema es grave porque los pequeños productores son los más expuestos al riesgo climático por un tema de escala y de acceso a las tecnologías”.
Grupos de trabajo
El CAS cuenta con un entramado de grupos regionales de apoyo técnico que sustentan y ponen en práctica las decisiones ministeriales.
Los seis grupos de trabajo han tenido una gran actividad durante la presidencia de Mattos, igual que el Comité de Sanidad Vegetal del Cono Sur (COSAVE) y el Comité Veterinario Permanente del Cono Sur (CVP), que coordinan el trabajo regional en temas sanitarios y fitosanitarios y de sanidad animal.
“Tanto el COSAVE como el CVP tuvieron en nuestra presidencia pro tempore enormes desafíos sanitarios en la vida animal y vegetal, como la influenza aviar y la peste porcina. Asumimos los retos apuntando a la mejor coordinación y al intercambio técnico con los países de la región”, dijo el ministro.
El ministro destacó además la candidatura del veterinario argentino Luis Barcos a la dirección general de la Organización Mundial de Salud Animal (OMSA), impulsada por el CAS durante su presidencia pro tempore: “No se cumplió el objetivo mayor, pero se dio una muy clara señal a este organismo rector de la salud animal de la importancia del bloque de las Américas, que debe ser tomado en consideración respecto a las políticas y a los reglamentos internos que son determinantes para el comercio internacional de productos de origen animal”.
Mattos también rescató la participación del CAS en foros internacionales -apoyado por el IICA como secretaría técnica-administrativa-, especialmente en las últimas Conferencias de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP 27 y COP 28).
“Estuvimos tanto en Sharm-El-Sheik como en Dubái defendiendo el rol esencial de la producción agropecuaria regional. Hemos mostrado en esos foros mundiales los avances que se han hecho en nuestra región en mitigación y adaptación al cambio climático y hemos participado en los debates de comercio internacional, ya que se pretenden introducir factores ambientales como disparadores de reglas comerciales”, explicó Mattos.
El ministro también dio detalles del trabajo que se hizo para demostrar la sostenibilidad de los sistemas productivos de la región frente a la Reglamentación 1115/2023 de la Unión Europea, que obliga a certificar que los productos primarios que se pretenden exportar no provienen de zonas deforestadas.
“Nosotros defendemos la sostenibilidad de la producción, pero al mismo tiempo trabajamos para contrarrestar las barreras no arancelarias que se pretenden imponer al comercio agrícola”, sostuvo.
“Fueron muchos los temas que abordamos –resumió Mattos-, pero fundamentalmente lo que hicimos fue afianzar el relacionamiento entre los ministerios y los equipos de los distintos países, trabajando de forma muy profesional junto a la secretaría técnica del IICA, que ha sido de un enorme apoyo”.
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