Respuesta a crisis de fertilizantes y amenazas a seguridad alimentaria requiere acción coordinada y colaborativa, indicó el IICA ante Consejo Permanente de la OEA
San José, 22 de junio de 2022 (IICA) - La crisis de los fertilizantes en el actual contexto de inflación está generando un aumento de los costos de la producción agrícola en América Latina y el Caribe y puede derivar en un mayor incremento de los precios de los alimentos, advirtió el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) en una sesión del Consejo Permanente de la Organización de los Estados Americanos (OEA).
La inseguridad alimentaria en las Américas y las lecciones aprendidas durante la pandemia de Covid-19 fue el tema de una sesión convocada de manera conjunta por el Consejo Permanente y el Consejo Interamericano para el Desarrollo Integral (CIDI), un ámbito de discusión sobre los desafíos más apremiantes que enfrenta la región, que reúne a autoridades de las Américas de diferentes ramas y niveles de gobierno, junto con actores y aliados de otros sectores.
La reunión se realizó en el Salón de las Américas, en el edificio principal de la OEA en la ciudad de Washington, aunque algunos participantes se hicieron presentes de manera virtual.
“La seguridad alimentaria es un tema que está hoy al tope de la agenda mundial. La situación desencadenada por la invasión de Rusia a Ucrania y el incremento de los precios de los fertilizantes está reduciendo el margen de rentabilidad de los integrantes del tejido productivo de nuestro continente, afectando especialmente a los pequeños agricultores y acelerando la presión inflacionaria que castiga a los consumidores”, señaló Manuel Otero, Director General del IICA.
Otero hizo hincapié en la necesidad de profundizar el trabajo conjunto de organismos de cooperación y financiamiento internacional para afrontar la crisis.
Señaló, en ese sentido, la relevancia del Observatorio de Políticas Públicas para los Sistemas Agroalimentarios (OPSAa), herramienta digital que el IICA presentó en marzo pasado con el objetivo de contribuir para cambiar la forma de diseñar políticas en las Américas y brindar un espacio para el intercambio de perspectivas que contribuyan a desarrollar capacidad de respuesta y resiliencia a riesgos futuros.
El Observatorio documenta, además, las medidas que los distintos países de las Américas están tomando para hacer frente a la situación actual.
El coordinador general del OPSAa, Joaquín Arias, hizo un análisis del escenario regional y global explicó que hay una confluencia de crisis, debido a que los efectos de la pandemia de COVID-19 se combinan con eventos climáticos extremos y el conflicto bélico en Europa del Este, que alteró los mercados de energías, fertilizantes y de commodities.
“Estamos en un momento crítico de aumento del precio internacional de los alimentos. En la mayoría de los países de la región el índice está en entre un 20 y un 25% anual. Si no hacemos algo con respecto a precios de fertilizantes esta situación se puede agravar”, afirmó Arias.
El especialista del IICA consideró que se debe abordar el problema de la concentración en el mercado mundial tanto del lado de la oferta como de la demanda de fertilizantes, ya que solo cinco países acumulan más del 50% de las exportaciones y otros cinco totalizan el 54% de las compras.
“El mercado es altamente vulnerable a los shocks, aunque no todos los países son afectados de la misma manera, debido a que el consumo por hectárea de fertilizantes es muy variable”, agregó Arias, quien puntualizó que Brasil depende en más de un 85% de importaciones de Rusia y Bielorrusia.
“No hay una estimación actualizada del nivel de inventarios de fertilizantes en el continente, pero sabemos que se avecinan tiempos difíciles debido al comportamiento del comercio en las últimas semanas. En varios países el volumen de importación de fertilizantes a marzo cayó más de un 60%, lo cual está reduciendo su aplicación y, por lo tanto, impactará en los rendimientos”, reveló Arias.
Arias señaló que los países de las Américas ya están tomando medidas como reducciones de aranceles y de impuestos, además de ayudas financieras para pequeños productores, y afirmó que, en el mediano y largo plazo, se debe incentivar la adopción de tecnologías y buenas prácticas que transformen los sistemas agroalimentarios para hacerlos más resilientes.
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